Ilustrado por Antúnez, exposición virtual
En este espacio virtual, ambientado al estilo del taller de Nemesio Antúnez, se reúnen una serie de ilustraciones, portadas de libros, discos y afiches diseñados por el artista, de los cuales es posible conocer su proceso de creación a través de bocetos preparatorios. Este conjunto da cuenta de una prolífica e incansable actividad creativa en la que se reconocen las temáticas fundamentales de su obra pictórica. Les invitamos a recorrer el espacio y a conocer el trabajo realizado por un artista comprometido con su tiempo histórico, que cumplió un rol activo en la sociedad, e hizo frente a sus responsabilidades sociales y políticas. Su misión fue difundir el arte para crear acceso a la cultura, ya que consolidó su quehacer desde el encuentro con otros.
¡Vengan todos y todas!
“Cuando llego al taller en las mañanas, jamás sé lo que haré. A menudo no tengo ni ganas de trabajar. Voy como a una oficina. Pero me basta entrar, ver el revoltijo esperando para lanzarme al trabajo como un atleta al ver el disparo de partida”.
Cuaderno del Colegio
"Yo en dibujo era torpe y ensuciaba la página, esta quedaba áspera después de rasparla con la goma de tinta, de esas que ya no existen".
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En el año 1931, el dibujante y director de cine Jorge Délano publicó la primera edición de la revista de sátira política Topaze, la cual llegó a ser una de las más importantes dentro de su género. Nemesio Antúnez, dibujó en su cuaderno escolar, todos los personajes principales de esta revista. En sus dibujos se puede apreciar la dedicación que le dio a cada personaje, jugando con las luces, sombras, movimientos y vestuarios, siendo uno de sus primeros acercamientos al mundo del arte a través del dibujo.
Acuarelas y Grabados
"Antes de 1943, año en que partí a Nueva York, yo no sabía nada o muy poco del grabado; la palabra grabado se usaba en Santiago muy ampliamente (grabado se llamaba a las reproducciones de los cuadros). Existía sí, Carlos Hermosilla, grabador de rincones de Valparaíso, muchachos diareros y viejos obreros del puerto. También conocíamos los grabados de Pedro Lobos, niños de grandes ojos y mujeres redondeadas, en fiestas populares. Poco conocíamos los estudiantes de arquitectura; el grabado se enseñaba en la escuela de artes y artes aplicadas de la Universidad de Chile como una disciplina más del programa. Eran pocos los artistas grabadores y profesionales".
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Nemesio Antúnez ingresó a la Escuela de Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile, lugar donde conoció la técnica de la acuarela en el curso dictado por Ignacio Baixas, a través de la cual descubrió su pasión por el arte.
En 1943 viaja a Nueva York a cursar un magíster en arquitectura en la Universidad de Columbia. A pesar de terminar sus estudios como arquitecto, decide dedicarse completamente a la pintura, realizando labores gráficas a modo de asegurar un ingreso que le permitió no abandonar su vocación de pintor.
De forma paralela asiste al Atelier 17 de William Hayter para aprender la técnica del grabado. En este taller aprende un modelo de trabajo colaborativo, que a su regreso a Chile, aplica en su propio taller de grabado, el Taller 99, donde acuden numerosos artistas de la escena local.
Gracias al descubrimiento de la acuarela, Antúnez tuvo la certeza de que se dedicaría al arte. “Sabía que yo también podía pintar. Y eso era lo importante. No sólo mirar pinturas, sino que pintar acuarelas, tal vez algún día, óleos, óleos grandes que vería en tarjetas postales. La acuarela fue para mí, un terremoto”
Nemesio Antúnez ingresó a la Escuela de Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile, lugar donde conoció la técnica de la acuarela en el curso dictado por Ignacio Baixas, a través de la cual descubrió su pasión por el arte.
En 1943 viaja a Nueva York a cursar un magíster en arquitectura en la Universidad de Columbia. A pesar de terminar sus estudios como arquitecto, decide dedicarse completamente a la pintura, realizando labores gráficas a modo de asegurar un ingreso que le permitió no abandonar su vocación de pintor.
De forma paralela asiste al Atelier 17 de William Hayter para aprender la técnica del grabado. En este taller aprende un modelo de trabajo colaborativo, que a su regreso a Chile, aplica en su propio taller de grabado, el Taller 99, donde acuden numerosos artistas de la escena local.
Tras su regreso a Chile, en 1953, Antúnez se propuso difundir el grabado y ponerlo al alcance de los artistas y del público, rescatando el ambiente colectivo de los talleres, la capacidad de la gráfica de difundir ideas y mensajes, y el rol del artista en la construcción de una sociedad mejor. A través de sus viajes por el país y en el Museo de Arte Popular Americano, Nemesio Antúnez comenzó a familiarizarse con la artesanía de Quinchamalí, creando imágenes que representaban elementos cotidianos, dándole vida a estas piezas artesanales representando fiestas, bailes y costumbres nacionales. En 1949 el investigador Oreste Plath decía que “este tipo de ‘gredas’, distribuido en el país, representa una de las artesanías tradicionales, de inestimable valor, de importancia notoria dentro de la alfarería, pues en ella gravita el espíritu nacional, en una fusión de lo indígena con lo popular”.
Nemesio Antúnez ingresó a la Escuela de Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile, lugar donde conoció la técnica de la acuarela en el curso dictado por Ignacio Baixas, a través de la cual descubrió su pasión por el arte.
En 1943 viaja a Nueva York a cursar un magíster en arquitectura en la Universidad de Columbia. A pesar de terminar sus estudios como arquitecto, decide dedicarse completamente a la pintura, realizando labores gráficas a modo de asegurar un ingreso que le permitió no abandonar su vocación de pintor.
De forma paralela asiste al Atelier 17 de William Hayter para aprender la técnica del grabado. En este taller aprende un modelo de trabajo colaborativo, que a su regreso a Chile, aplica en su propio taller de grabado, el Taller 99, donde acuden numerosos artistas de la escena local.
Tras su regreso a Chile, en 1953, Antúnez se propuso difundir el grabado y ponerlo al alcance de los artistas y del público, rescatando el ambiente colectivo de los talleres, la capacidad de la gráfica de difundir ideas y mensajes, y el rol del artista en la construcción de una sociedad mejor. A través de sus viajes por el país y en el Museo de Arte Popular Americano, Nemesio Antúnez comenzó a familiarizarse con la artesanía de Quinchamalí, creando imágenes que representaban elementos cotidianos, dándole vida a estas piezas artesanales representando fiestas, bailes y costumbres nacionales. En 1949 el investigador Oreste Plath decía que “este tipo de ‘gredas’, distribuido en el país, representa una de las artesanías tradicionales, de inestimable valor, de importancia notoria dentro de la alfarería, pues en ella gravita el espíritu nacional, en una fusión de lo indígena con lo popular”.
Libros
"En 1939 comencé a trabajar en los dibujos para el libro Chile o una loca geografía de Benjamín Subercaseaux. Me pidió solo dos o tres gráficos para mostrar alturas de cordilleras y profundidades oceánicas; le hice los gráficos y además muy excitado por el tema, 25 dibujos y la portada del libro".
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Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Nemesio Antúnez inició su faceta de ilustrador siendo aún estudiante de arquitectura. Benjamín Subercaseaux lo llamó para crear las imágenes del libro Chile o una loca geografía.
“En 1939 comencé a trabajar en los dibujos para el libro Chile o una loca geografía de Benjamín Subercaseaux. Me pidió sólo dos o tres gráficos para mostrar alturas de cordilleras y profundidades oceánicas; le hice los gráficos y además muy excitado por el tema, 25 dibujos y la portada del libro. Benjamín se iba entusiasmado a medida que estos dibujos inesperados iban apareciendo. Hay temas que quedaron para siempre en mi repertorio chileno”
Nemesio Antúnez desarrolla una mirada personal dentro de su trabajo, creando sus propios métodos y técnicas con la acuarela, que lo llevan a configurar diálogos entre textos e imágenes dentro de su obra sin perder su autonomía.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1943 Antúnez viajó a Estados Unidos para continuar sus estudios. Ahí trabajó realizando estampados para papeles murales y textiles, decorando vitrinas y diagramando revistas, lo que le permitió conocer de cerca el mundo de la edición y el diseño. Por esa misma época ingresó al Taller 17, dirigido por William Hayter donde se inició en el grabado, familiarizándose con las técnicas de impresión y el trabajo colaborativo. En este taller creó las aguafuertes para el libro Tres cantos materiales, de Pablo Neruda, con quien inició una larga y fructífera amistad, según el mismo Antúnez confesó, desde entonces los unió “una profunda amistad que nunca terminaría, ni siquiera con su muerte”.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En el año 1948, Nemesio Antúnez expuso en la librería Neira de Santiago una serie de grabados inspirados en las multitudes urbanas que había realizado durante su estadía en Nueva York. Algunos de estos trabajos fueron incluidos en el libro Balada de la Cárcel de Reading de Oscar Wilde en 1949, en el cual sus ilustraciones acentuaban y demostraban la tristeza de estos versos. En un texto de El Mercurio del mismo año, se menciona que: “Las ilustraciones del joven Antúnez constituyen un hallazgo: háyanse impregnadas en la misma atmósfera de profundo desconcierto, de caos espiritual, no mental, de tormenta interior desgarradora que cruza las estrofas dramáticas y perfectas escritas por Wilde…”
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
“Para mí fue algo sorprendente y maravilloso participar del trabajo de un equipo de artistas -pintores, escultores, grabadores- que se afanaban sobre sus planchas, todos ayudándose, pasándose datos, corrigiéndose. Y Hayter allí, ocupado sobre una reluciente plancha de cobre, haciéndola girar lentamente mientras el buril desenrollaba una viruta de metal. Fue un tiempo feliz porque ahí encontré apoyo para sobrevivir y no ahogarme en las multitudes anónimas que me rodeaban. Encontré un lugar, un hogar y un quehacer importante apoyado en el trabajo colectivo, donde se desarrolla el compañerismo en equipo, la forma más profunda y duradera de amistad”.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1950, Antúnez deja Nueva York para instalarse en París. Entre exposiciones y nuevos temas pictóricos, se reencontró en la capital francesa con Hayter, en cuyo taller realizó las cuatro aguafuertes del libro Festival, que incluía un texto del poeta Jean Marcenac, cercano a Paul Éluard y Louis Aragon, traductor de Pablo Neruda y colaborador de Pablo Picasso.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1952, en el taller de Gastón Dorfinant realizó la serie Los oficios, la cual consiste en doce litografías que representan los distintos oficios que realiza el ser humano de manera artesanal, tales como “El alfarero”, “El cestero” o “El minero”. A través de este gesto, Nemesio se hace parte de una larga tradición de dibujantes que registraron oficios populares, aportando a la representación de la realidad chilena de aquel entonces.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
La editorial Extremo Sur, publica en 1954 una revista homónima, cuya primera portada
la dibujó Antúnez.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Para Neruda, Antúnez era “el pintor predilecto de su país”. Realizó el retrato que acompañó la edición conmemorativa , “antología callejera” en palabras de los editores, de Los versos más populares de Pablo Neruda bajo el sello de Editora Austral.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
“Neruda enseñó a toda una generación de pintores a VER Chile. (Y) a través de Chile, podemos VER también a Neruda”.
(Cornejo, Carlos Alberto. Revista Ercilla N°1310, 1966.)
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Pese a su permanente labor en Universitaria, no se restringió a ese sello y paralelamente realizó portadas para títulos como Canción de amor para tu sueño de paz de Práxedes Urrutia (Editora Austral, 1955), La Compañera de Efraín Barquero (Nascimento, 1956), La vereda del viento de Guillermo Llanos (1957) y Escucha mi historia de Sabka (1958), publicada por Ediciones Extremo Sur.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Pese a su permanente labor en Universitaria, no se restringió a ese sello y paralelamente realizó portadas para títulos como Canción de amor para tu sueño de paz de Práxedes Urrutia (Editora Austral, 1955), La Compañera de Efraín Barquero (Nascimento, 1956), La vereda del viento de Guillermo Llanos (1957) y Escucha mi historia de Sabka (1958), publicada por Ediciones Extremo Sur.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1956, en el recién fundado Taller 99, imprimieron juntos y a mano Dos cuentos, el segundo libro de Donoso, que incluía una sobrecubierta y tres grabados al buril de Antúnez.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Al año siguiente, el pintor realizó la portada de Coronación, una de las más importantes obras del escritor, donde nuevamente muestra un audaz uso del color y una tipografía manual y cargada de intencionalidad.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Pese a su permanente labor en Universitaria, no se restringió a ese sello y paralelamente realizó portadas para títulos como Canción de amor para tu sueño de paz de Práxedes Urrutia (Editora Austral, 1955), La Compañera de Efraín Barquero (Nascimento, 1956), La vereda del viento de Guillermo Llanos (1957) y Escucha mi historia de Sabka (1958), publicada por Ediciones Extremo Sur.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Pese a su permanente labor en Universitaria, no se restringió a ese sello y paralelamente realizó portadas para títulos como Canción de amor para tu sueño de paz de Práxedes Urrutia (Editora Austral, 1955), La Compañera de Efraín Barquero (Nascimento, 1956), La vereda del viento de Guillermo Llanos (1957) y Escucha mi historia de Sabka (1958), publicada por Ediciones Extremo Sur.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En La cueca larga de Nicanor Parra, Antúnez retomó a través de dibujos de personajes de trazo curvilíneo y depurado el aire festivo de algunas litografías anteriores de la serie de Quinchamalí. En esta serie de ilustraciones es posible advertir nexos con la Lira Popular, publicación realizada desde la segunda mitad del siglo XIX que reunía versos y xilografías en formato de pliegos.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Allen Ginsberg vino a Chile en 1960 para participar en el “Primer Encuentro de Escritores Americanos” celebrado en Concepción. Antúnez realiza la cubierta para Aullido. Un fondo negro, el dibujo de una mano que parece estar tomando un puñado de hierbas, el título y el nombre del autor en gruesas letras azules, construyen una portada efectiva y visualmente atractiva.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez desarrolla cerca de 40 portadas para las colecciones “Biblioteca Hispana”, “Nuestra América”, y “Saber” de Editorial Universitaria, donde Amster cumplía labores de director de arte. Durante este periodo (1956-1958) confeccionó con recursos muy limitados las cubiertas para libros de Tirso de Molina, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Lope de Vega y Miguel de Cervantes, entre otros autores.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez desarrolla cerca de 40 portadas para las colecciones “Biblioteca Hispana”, “Nuestra América”, y “Saber” de Editorial Universitaria, donde Amster cumplía labores de director de arte. Durante este periodo (1956-1958) confeccionó con recursos muy limitados las cubiertas para libros de Tirso de Molina, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Lope de Vega y Miguel de Cervantes, entre otros autores.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez desarrolla cerca de 40 portadas para las colecciones “Biblioteca Hispana”, “Nuestra América”, y “Saber” de Editorial Universitaria, donde Amster cumplía labores de director de arte. Durante este periodo (1956-1958) confeccionó con recursos muy limitados las cubiertas para libros de Tirso de Molina, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Lope de Vega y Miguel de Cervantes, entre otros autores.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez desarrolla cerca de 40 portadas para las colecciones “Biblioteca Hispana”, “Nuestra América”, y “Saber” de Editorial Universitaria, donde Amster cumplía labores de director de arte. Durante este periodo (1956-1958) confeccionó con recursos muy limitados las cubiertas para libros de Tirso de Molina, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Lope de Vega y Miguel de Cervantes, entre otros autores.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez también realizó esta elegante portada para el libro Destierros y tinieblas (Zig-Zag, 1963), de
Miguel Arteche, quien dedicó al pintor uno de los poemas del volumen: “Bicicleta abandonada
en la lluvia”.
“En rueda está el silencio detenido,
y en freno congelado la distancia.
Qué lejano está el pie, cómo se ha ido
la infancia del pedal sobre la infancia”.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Portada e Ilustraciones del libro El Arauco domado por el excelentísimo señor Don García Hurtado de Mendoza de Lope de Vega Carpio, 1963. Grabados originales.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1963 preparó, para la Sociedad de Bibliófilos Chilenos, una versión ilustrada de
Arauco domado de Lope de Vega. Construida en base a grandes manchas y un trazo fluido, las
viñetas fueron realizadas a partir de bocetos previos en lápiz grafito, lápiz negro y témpera
negra, y posteriormente dibujados sobre piedra litográfica.
Portada e ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez en el libro Arte de pájaros de Pablo Neruda, 1966.
Portada e ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez en el libro Arte de pájaros de Pablo Neruda, 1966.
Portada e ilustraciones realizadas por Nemesio Antúnez en el libro Arte de pájaros de Pablo Neruda, 1966.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1966, Antúnez y Neruda tuvieron una nueva oportunidad de trabajar juntos en la que puede ser considerada una de las obras mayores de la edición chilena: Arte de pájaros, “una hazaña de tipografía y
de impresión, en que los poemas y sus ilustraciones compiten en belleza, perfección y elegancia”, según un crítico de la época, donde Antúnez, Mario Carreño, Héctor Herrera y Mario
Toral dan vida a los “pajarintos y pajarantes” del poeta. Por ese entonces, el pintor señalaba en
una entrevista: “Neruda enseñó a toda una generación de pintores a VER Chile. (Y) a través de
Chile, podemos VER también a Neruda”.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En octubre de 1971, con motivo de la entrega del Nobel de Literatura a Neruda, volvió
a trazar el perfil del poeta en la portada del suplemento semanal del diario El Siglo.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Antúnez ilustró la portada del décimo número de la
revista Araucaria de 1980. Fundada en 1978, la publicación era dirigida por Volodia Teitelboim
y se constituyó en una de las principales plataformas culturales chilenas del exilio. Entre sus
colaboradores se encontraban destacados escritores e intelectuales, además de pintores y dibujantes como Roberto Matta, Fernando Krahn, Gracia Barrios y Carlos Hermosilla.
Para ilustrar la edición, Antúnez recurrió a sus decenas de libretas de apuntes en las que
iba plasmando su constante interés por las multitudes, el cuerpo humano atormentado, las
bicicletas y los volantines, pero también algunos motivos más recientes, como las camas y el
tango.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Nemesio ilustró esta antología de poesía, dirigida por el poeta y editor David Turkeltaub, en el cual aparecen camas, multitudes arremolinadas, las parejas y bailarines fuertemente abrazados, las bicicletas, las carreteras y las sillas, esta vez junto a poemas de Gonzalo Rojas, Enrique Lihn, Oscar Hahn, Claudio Bertoni y Raúl Zurita, además de jóvenes escritores como Armando Rubio y Mauricio Electorat.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
Humberto Díaz Casanueva escribió una emotiva carta a Nemesio para agradecer su trabajo:
“Querido Nemesio: Me felicito de haber provocado en ti -con mi pájaro Dunga- un arrebato de inspiración de formas, de gran simplicidad y fuerza, a la vez que de imaginación sensible. Uno a uno he estudiado los dibujos; las dimensiones, los contrastes, la certidumbre de una vida real amplían el sentido y el misterio de los diversos fragmentos del poema”.
Ya de regreso en el país, en 1953, con la clara convicción de querer “pintar Chile desde Chile”, Antúnez multiplicó sus colaboraciones literarias. Sus obras aparecieron en libros de José Donoso, Nicanor Parra, Efraín Barquero, Miguel Arteche, entre otros, publicados por editoriales como Zig-Zag, la Sociedad de Bibliófilos de Chile, Nascimento y Universitaria. En los años 80 volvió a retomar su trabajo como ilustrador de libros de poesía con algunas notables publicaciones: Ganymedes/6, El pájaro Dunga, de Humberto Díaz-Casanueva, y Tangos, de Mauricio Redolés.
En 1981, Antúnez conoció en Londres al joven poeta y cantante Mauricio Redolés, con quien compartió la pasión por el tango.
“Un día don Álvaro Bunster, ex embajador del Gobierno de Allende, me pide que le recite los Tangos a Nemesio Antúnez. Producto de esa lectura puedo decir que con Nemesio Antúnez fuimos amigos”, recordó Mauricio Redolés en 1998.
Ilustraciones Políticas
"La represión -señaló durante una ceremonia de proclamación de la candidatura de Patricio Aylwin- en vez de acallar al artista lo provoca a producir más. Creo que nunca en Chile ha habido tantos jóvenes, pintores jóvenes, conjuntos musicales, teatrales, acciones de arte, porque es una necesidad espiritual el decir, el hacer ver, el dejar testimonio".
Ver MásIlustraciones Políticas
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Serie de dibujos realizados para diversas publicaciones a favor de los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile, c. 1980.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
Tras el asesinato en 1985 de Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, Antúnez inició una serie de ilustraciones para un libro en homenaje a Parada. Fueron más de 100 bocetos de estudios de personajes, caricaturas y situaciones de encierro y tortura, hechos con tinta china, en algunos casos combinados con pintura blanca. El pintor fotocopió varias veces el mismo dibujo para hacer diversas pruebas hasta llegar a la imagen final.
“La represión”, señaló en un discurso en 1989, “en vez de acallar al artista lo provoca a producir más. Creo que nunca en Chile ha habido tantos poetas jóvenes, pintores jóvenes, conjuntos musicales, teatrales, acciones de arte, porque es una necesidad espiritual el decir, el hacer ver, el dejar testimonio”.
Afiches
"La vuelta a Chile no fue fácil, me costó recuperar el trabajo constante en el taller, fueron muchas las preocupaciones extrapictóricas, un artista como hombre no puede aislarse de su medio y el medio no me permitía concentrarme; poco a poco logré y distribuí mi tiempo ordenadamente".
Ver MásAfiches
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
El Golpe de Estado de 1973 provocó el autoexilio de Antúnez por diez años y la interrupción del modelo colaborativo que había logrado construir en el Taller 99. Desde el extranjero participó en campañas de solidaridad con Chile y publicaciones que luchaban contra la dictadura. Desde 1984, año de su regreso a Chile, realizó una importante producción de afiches a favor de causas sociales y de los derechos humanos, materializando un decidido apoyo por el restablecimiento de la democracia.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
El Golpe de Estado de 1973 provocó el autoexilio de Antúnez por diez años y la interrupción del modelo colaborativo que había logrado construir en el Taller 99. Desde el extranjero participó en campañas de solidaridad con Chile y publicaciones que luchaban contra la dictadura. Desde 1984, año de su regreso a Chile, realizó una importante producción de afiches a favor de causas sociales y de los derechos humanos, materializando un decidido apoyo por el restablecimiento de la democracia.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Entre 1987 y 1988 desarrolló una serie de carteles contra la pena de muerte para la Agrupación de Familiares de Presos Políticos y la Comisión Chilena de Derechos Humanos, y apoyó iniciativas por el retorno de los chilenos en el exilio.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
En 1985 creó un gran lienzo para una concentración que se oponía al régimen militar de Pinochet en el Parque O’Higgins diciendo Chile Exige Democracia, el cual contenía un gran corazón rodeado de manos que lo sostenían. Este afiche fue reproducido en varios panfletos y pancartas, llegando a ser parte de la portada del libro Pastel de Choclo de Ariel Dorfman en 1986.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
Desde los años 50, Antúnez incursionó decididamente en la realización de afiches, muchos de ellos dedicados a la difusión de sus propias exposiciones. Este gesto ejemplifica el valor que otorgaba a la comunicación de su obra y da cuenta de una coherente estrategia gráfica. Además vemos una serie de afiches políticos, ya que Nemesio fue un activo defensor público de los derechos humanos durante la dictadura militar de Pinochet.
“¡Vengan, vengan todos al Museo de Bellas Artes a ver las exposiciones! ¡Entren, no tengan miedo!”, era el lema que tenía Nemesio Antúnez tras el regreso a la democracia, donde nuevamente llegó a ser Director del Museo Nacional de Bellas Artes en 1990, donde trabajó con la intención de lograr un mayor acercamiento del público hacia el Museo. Este afiche muestra las multitudes entrando al museo, expresando que el arte es de todos y para todos.
Vinilos
"Mi plástica está al servicio de la poesía, de lo lírico. Soy un poeta que escribe con trazos y colores".
Ver MásVinilos
Nemesio Antúnez también incursionó en la ilustración de carátulas de vinilos. Les presentamos el trabajo realizado para la portada de un disco de la cantora popular Violeta Parra, para la colección de discos de la poesía de Pablo Neruda y la portada de dos discos del grupo musical Quilapayún.
En 1958 ilustró la portada del disco Tonadas de Violeta Parra, donde vuelve a la figura de la guitarrera, trabajada en la misma época en la serie de grabados de Quinchamalí.
Nemesio Antúnez también incursionó en la ilustración de carátulas de vinilos. Les presentamos el trabajo realizado para la portada de un disco de la cantora popular Violeta Parra, para la colección de discos de la poesía de Pablo Neruda y la portada de dos discos del grupo musical Quilapayún.
En los años 60, Nemesio Antúnez y Pablo Neruda emprender una nueva aventura. La voz de la poesía, colección de discos para la Editorial Universitaria, en las que el poeta leía sus versos. A cargo del diseño de las portadas estuvo Antúnez, quien llevó a cabo cinco carátulas de gran solvencia gráfica, en las que combinaba dibujo, papel recortado y estarcido.
Nemesio Antúnez también incursionó en la ilustración de carátulas de vinilos. Les presentamos el trabajo realizado para la portada de un disco de la cantora popular Violeta Parra, para la colección de discos de la poesía de Pablo Neruda y la portada de dos discos del grupo musical Quilapayún.
En Inglaterra colaboró con el grupo musical Quilapayún en sus discos Umbral y Alentours, con imágenes en las que resalta una paleta de colores intensos, parejas de bailarines y la cordillera, frecuentes en sus trabajos de la época.
Nemesio Antúnez también incursionó en la ilustración de carátulas de vinilos. Les presentamos el trabajo realizado para la portada de un disco de la cantora popular Violeta Parra, para la colección de discos de la poesía de Pablo Neruda y la portada de dos discos del grupo musical Quilapayún.
En Inglaterra colaboró con el grupo musical Quilapayún en sus discos Umbral y Alentours, con imágenes en las que resalta una paleta de colores intensos, parejas de bailarines y la cordillera, frecuentes en sus trabajos de la época.
Ojo con El Arte
“Ojo con el arte, no es solamente la pintura, es todo. Es la poesía, es la arquitectura, son los novelistas, es el teatro, es el baile; es aún el hombre que come fuego, es todo el arte”.
Ver MásOjo con El Arte
Ojo con el Arte fue un programa televisivo conducido por Nemesio Antúnez que nació en la Unidad Popular, transmitido por el Canal 13, y luego interrumpido durante la dictadura militar de Pinochet. Con la vuelta de la democracia, el programa retornó en 1990 con dos temporadas, ahora en TVN, cuando Nemesio Antúnez, volvió a ser director del Museo de Bellas Artes, cargo que había tenido hasta 1973. Este programa significó la democratización de la cultura en la televisión chilena, no solo rescatando el valor de las bellas artes, además el de la cultura popular en sus diversas y más variadas expresiones. Nemesio fue al rescate de las tradiciones locales, nacionales y territoriales.
Les presentamos algunos capítulos en los que conversa o se refiera a amigos poetas, escritores o ilustradores con quienes había colaborado con ilustración en proyectos editoriales, como Pablo Neruda, José Donoso o Fernando Krahn, además de un capítulo donde muestra el trabajo del Taller 99.
Ojo con El Arte – Taller 99
Ojo con el Arte fue un programa televisivo conducido por Nemesio Antúnez que nació en la Unidad Popular, transmitido por el Canal 13, y luego interrumpido durante la dictadura militar de Pinochet. Con la vuelta de la democracia, el programa retornó en 1990 con dos temporadas, ahora en TVN, cuando Nemesio Antúnez, volvió a ser director del Museo de Bellas Artes, cargo que había tenido hasta 1973. Este programa significó la democratización de la cultura en la televisión chilena, no solo rescatando el valor de las bellas artes, además el de la cultura popular en sus diversas y más variadas expresiones. Nemesio fue al rescate de las tradiciones locales, nacionales y territoriales.
Les presentamos algunos capítulos en los que conversa o se refiera a amigos poetas, escritores o ilustradores con quienes había colaborado con ilustración en proyectos editoriales, como Pablo Neruda, José Donoso o Fernando Krahn, además de un capítulo donde muestra el trabajo del Taller 99.
Ojo con el Arte – Fernando Krahn
Ojo con el Arte fue un programa televisivo conducido por Nemesio Antúnez que nació en la Unidad Popular, transmitido por el Canal 13, y luego interrumpido durante la dictadura militar de Pinochet. Con la vuelta de la democracia, el programa retornó en 1990 con dos temporadas, ahora en TVN, cuando Nemesio Antúnez, volvió a ser director del Museo de Bellas Artes, cargo que había tenido hasta 1973. Este programa significó la democratización de la cultura en la televisión chilena, no solo rescatando el valor de las bellas artes, además el de la cultura popular en sus diversas y más variadas expresiones. Nemesio fue al rescate de las tradiciones locales, nacionales y territoriales.
Les presentamos algunos capítulos en los que conversa o se refiera a amigos poetas, escritores o ilustradores con quienes había colaborado con ilustración en proyectos editoriales, como Pablo Neruda, José Donoso o Fernando Krahn, además de un capítulo donde muestra el trabajo del Taller 99.
Ojo con el Arte José Donoso
Ojo con el Arte fue un programa televisivo conducido por Nemesio Antúnez que nació en la Unidad Popular, transmitido por el Canal 13, y luego interrumpido durante la dictadura militar de Pinochet. Con la vuelta de la democracia, el programa retornó en 1990 con dos temporadas, ahora en TVN, cuando Nemesio Antúnez, volvió a ser director del Museo de Bellas Artes, cargo que había tenido hasta 1973. Este programa significó la democratización de la cultura en la televisión chilena, no solo rescatando el valor de las bellas artes, además el de la cultura popular en sus diversas y más variadas expresiones. Nemesio fue al rescate de las tradiciones locales, nacionales y territoriales.
Les presentamos algunos capítulos en los que conversa o se refiera a amigos poetas, escritores o ilustradores con quienes había colaborado con ilustración en proyectos editoriales, como Pablo Neruda, José Donoso o Fernando Krahn, además de un capítulo donde muestra el trabajo del Taller 99.
Ojo con el Arte – Pablo Neruda
Arte desde Nueva York
"Además de montar exposiciones de pintura y fotografía chilena, hice un programa de radio semanal en español, radio New York-World-Wide, en el cual entrevistaba durante una hora a los intelectuales Latinoamericanos residentes o de paso, como F. Botero, Nicanor Parra, Ginastera, Neruda, Matta, Arrau, Alfonso Montecinos, Armando Uribe, entre muchos otros. El objetivo: dar a conocer en España, como en Latinoamérica, el pensamiento de nuestros artistas. La producción de cintas la guardo como un documento extraordinario de la cultura Latinoamericana de esos tiempos".
Ver MásArte desde Nueva York
El programa Arte desde Nueva York, emitido por la Radio Nueva York Worldwide -WNYW-, funcionó como ventana para Latinoamérica hacia los eventos artísticos acontecidos en la ciudad de Nueva York, particularmente aquellos vinculados al arte y los creadores latinoamericanos. Nemesio Antúnez, su anfitrión, se encargó de dos labores: difundir noticias sobre eventos artísticos de diversa índole y, por otro lado, realizar entrevistas a destacados creadores y pensadores latinoamericanos residentes o de paso por Nueva York. Este material permite develar la configuración de una escena latinoamericana hacia finales de 1960 en medio de la vanguardia neoyorkina, los cambios que experimentaban las disciplinas y lenguajes artísticos hacia finales de esta década, las redes existentes en el mundo del arte, así como los principales centros, galerías y museos de Nueva York.
Les presentamos algunas de las entrevistas en las que conversa con amigos poetas, escritores o ilustradores, con quienes había colaborado desde la ilustración en proyectos editoriales, como Nicanor Parra, José Donoso o Fernando Krahn.
Entrevista a Nicanor Parra.
El programa Arte desde Nueva York, emitido por la Radio Nueva York Worldwide -WNYW-, funcionó como ventana para Latinoamérica hacia los eventos artísticos acontecidos en la ciudad de Nueva York, particularmente aquellos vinculados al arte y los creadores latinoamericanos. Nemesio Antúnez, su anfitrión, se encargó de dos labores: difundir noticias sobre eventos artísticos de diversa índole y, por otro lado, realizar entrevistas a destacados creadores y pensadores latinoamericanos residentes o de paso por Nueva York. Este material permite develar la configuración de una escena latinoamericana hacia finales de 1960 en medio de la vanguardia neoyorkina, los cambios que experimentaban las disciplinas y lenguajes artísticos hacia finales de esta década, las redes existentes en el mundo del arte, así como los principales centros, galerías y museos de Nueva York.
Les presentamos algunas de las entrevistas en las que conversa con amigos poetas, escritores o ilustradores, con quienes había colaborado desde la ilustración en proyectos editoriales, como Nicanor Parra, José Donoso o Fernando Krahn.
Entrevista Fernando Krahn.
El programa Arte desde Nueva York, emitido por la Radio Nueva York Worldwide -WNYW-, funcionó como ventana para Latinoamérica hacia los eventos artísticos acontecidos en la ciudad de Nueva York, particularmente aquellos vinculados al arte y los creadores latinoamericanos. Nemesio Antúnez, su anfitrión, se encargó de dos labores: difundir noticias sobre eventos artísticos de diversa índole y, por otro lado, realizar entrevistas a destacados creadores y pensadores latinoamericanos residentes o de paso por Nueva York. Este material permite develar la configuración de una escena latinoamericana hacia finales de 1960 en medio de la vanguardia neoyorkina, los cambios que experimentaban las disciplinas y lenguajes artísticos hacia finales de esta década, las redes existentes en el mundo del arte, así como los principales centros, galerías y museos de Nueva York.
Les presentamos algunas de las entrevistas en las que conversa con amigos poetas, escritores o ilustradores, con quienes había colaborado desde la ilustración en proyectos editoriales, como Nicanor Parra, José Donoso o Fernando Krahn.
Entrevista a Fernando Krahn (2).
El programa Arte desde Nueva York, emitido por la Radio Nueva York Worldwide -WNYW-, funcionó como ventana para Latinoamérica hacia los eventos artísticos acontecidos en la ciudad de Nueva York, particularmente aquellos vinculados al arte y los creadores latinoamericanos. Nemesio Antúnez, su anfitrión, se encargó de dos labores: difundir noticias sobre eventos artísticos de diversa índole y, por otro lado, realizar entrevistas a destacados creadores y pensadores latinoamericanos residentes o de paso por Nueva York. Este material permite develar la configuración de una escena latinoamericana hacia finales de 1960 en medio de la vanguardia neoyorkina, los cambios que experimentaban las disciplinas y lenguajes artísticos hacia finales de esta década, las redes existentes en el mundo del arte, así como los principales centros, galerías y museos de Nueva York.
Les presentamos algunas de las entrevistas en las que conversa con amigos poetas, escritores o ilustradores, con quienes había colaborado desde la ilustración en proyectos editoriales, como Nicanor Parra, José Donoso o Fernando Krahn.
Entrevista a José Donoso.